El 2011 fue un año muy digno, musicalmente hablando. Fue etéreo, intenso, sofisticado, arriesgado, devastador, colorido y, sobre todo, el año del make-love álbum.
Mi -oh always mandatory- lista, de álbumes favoritos:
26. Danny Brown - XXX
25. TV On The Radio - Nine Types of Light
24. Washed Out - Within and Without
23. The Horrors - Skying
22. Feist - Metals
21. Dum Dum Girls - Only In Dreams
20. Girls - Father, Son, Holy Ghost
19. Julianna Barwick - The Magic Place
18. Metronomy - The English Riviera
17. Real Estate - Days
16. Little Dragon - Ritual Union
15. Wild Flag - Wild Flag
14. PJ Harvey - Let England Shake
13. Fleet Foxes - Helplessness Blues
12. Destroyer - Kaputt
11. Braids - Native Speaker
10. Lykke Li - Wounded Rhymes
My wounded rhymes make silent cries tonight.
9. Atlas Sound - Parallax
Is your love tight? - that old familiar fear. That your love might one day disappear.
8. James Blake - James Blake
I wish I could have known how easy it was to care like you.
7. Kurt Vile - Smoke Ring for My Halo
When it's looking dark, punch the future in the face.
6. Bon Iver - Bon Iver
This is not a place, not yet awake, I’m raised of make.
5. tUnE-yArDs - w h o k i l l
There is a freedom in violence that I don't understand.
Hatari, del álbum anterior BiRd BrAiNs (2009), es una explosión que quedó en un loop en mi cabeza por meses, puso en mi mapa la increíble música de Merrill Garbus, y las expectativas por el cielo por su próximo material. La música en w h o k i l l se mete por los poros, es infecciosa, majestuosa, tiene tanto que decir que es mejor colocarla en términos intangibles e impredecibles. Una producción que transmite espontaneidad, críticas culturales y sociales, percusión preciosa, y lo que me hace pensar sería música perfecta para comunicarse con animales. El resultado de la personalidad de Garbus, la información que se tranca en su voz, las texturas infinitas y los loops, lograron uno de los trabajos más refrescantes, regios, adictivos y originales del 2011.
Hatari, del álbum anterior BiRd BrAiNs (2009), es una explosión que quedó en un loop en mi cabeza por meses, puso en mi mapa la increíble música de Merrill Garbus, y las expectativas por el cielo por su próximo material. La música en w h o k i l l se mete por los poros, es infecciosa, majestuosa, tiene tanto que decir que es mejor colocarla en términos intangibles e impredecibles. Una producción que transmite espontaneidad, críticas culturales y sociales, percusión preciosa, y lo que me hace pensar sería música perfecta para comunicarse con animales. El resultado de la personalidad de Garbus, la información que se tranca en su voz, las texturas infinitas y los loops, lograron uno de los trabajos más refrescantes, regios, adictivos y originales del 2011.
4. M83 - Hurry Up, We're Dreaming
We were you before you even existed.
Música fácilmente cinematográfica, evocativa, melancólica, pop burbujeante, Anthony Gonzalez tiene todo eso bajo control con este álbum doble. Hurry Up, We're Dreaming tiene un efecto tranquilizador o revitalizador, según sea el caso. Están los vortex y paredes de sonido, característicos de sus álbumes anteriores. Sus vocales más presentes que nunca, y de hecho, en este se puede apreciar que está metido de cabeza en las canciones, y más que nunca en los sintetizadores. El saxofón en Midnight City es un bonus genial, y la que fácilmente es una de las mejores canciones y colaboraciones del año: Intro, con Zola Jesus, es lo más cerca que uno puede estar de tocar el sonido.
Prove to me I'm not gonna die alone.
Burst Apart es sutileza, romanticismo y nostalgia pura. Canaliza un estado de consciencia que no olvida el optimismo. Peter Silberman & co. lograron un álbum delicado, y mucho más digerible que Hospice, ya que se necesita estar en la oscuridad infinita de éste, para poder apreciar Burst Apart, y es por eso que los álbumes de The Antlers son una transición perfecta. La voz de Silberman convirtió la tristeza en algo hermoso en Hospice, y lo diseñó para destruir a los oyentes. Para Burst Apart se necesitaba luz, muchos mantras e intentos fallidos. Al lograrlo, la música de estos tres chicos finalmente llegó a un punto medio entre todas las emociones, se encontraron los instrumentos sin mucho alarde, y el sonido fluyó para hacer I Don't Want Love, Rolled Together y Putting the Dog to Sleep, tres de las canciones más sólidas de esta joya.
2. St. Vincent - Strange Mercy
I make a living telling people what they want to hear.
“It’s the whole: love them, want to be like them” es lo que me repito con Annie Clark y su música, su maestría con la guitarra, y con su estilo en general. Todos los músicos son conceptos no acabados y, asumiendo que en teoría el álbum está culminado, Strange Mercy no se siente así. En todo lo impecable, sofisticado y oscuro que es, alcanzó melodías intocables, que terminaban la idea que comenzaba su mente, el sonido de la guitarra sobre su voz es la combinación más perfecta. La mejor producción y sonido de St. Vincent hasta ahora. Un árbol que crecía con cada escucha, y fue muy difícil de tumbar.
“It’s the whole: love them, want to be like them” es lo que me repito con Annie Clark y su música, su maestría con la guitarra, y con su estilo en general. Todos los músicos son conceptos no acabados y, asumiendo que en teoría el álbum está culminado, Strange Mercy no se siente así. En todo lo impecable, sofisticado y oscuro que es, alcanzó melodías intocables, que terminaban la idea que comenzaba su mente, el sonido de la guitarra sobre su voz es la combinación más perfecta. La mejor producción y sonido de St. Vincent hasta ahora. Un árbol que crecía con cada escucha, y fue muy difícil de tumbar.
1. Shabazz Palaces - Black Up
Free to chain my will onto the wings of my instinct
And wander round this box I'm inextricably linked
Este álbum abrió un portal interdimensional y, modestamente, creó hip hop importante, relevante e inteligente. Unió capas de sonidos de tal manera que diera a entender que no es música segura, predecible, ni superficial.
Seguramente alteró patrones de ánimo como ningún otro álbum, llevó a estados mentales alterados, activó zonas del cerebro nunca utilizadas- si se prestó atención- e hizo bailar a más de uno. Si se escucha, no hay vuelta atrás.
Ishmael Butler no estableció puntos bajos en esta producción, ni redes de protección de las que usan los trapecistas, probablemente para que cuando se llegara a Swerve the Reeping of All that is Worthwhile (Noir Not Withstanding), se tenga adrenalina suficiente para escucharlo cinco veces, in a row.
Una mutación constante pasa con Black Up, una que permite atrapar patrones de notas musicales y texturas, solo para querer olvidarlas por completo y poder descubrirlas cada vez. El álbum evolucionado, más digno del año.
La música te encuentra, no tú a ella.